Pero el debut como artista escritora no acabó ahí...

... Al día siguiente asisto a mi primer tour como bloguera organizado por el Bureau de Medellín sacudiendo, incrédula, el hocico, y pensando en la cara que pondrían aquellas personas que me golpearon y me mantuvieron durante meses echada en una esquina de mi gasolinera de los Llanos sin alimentarme, si me vieran subir en el reluciente carro que llega a buscarnos a nuestra residencia en El Poblado -el barrio más exclusivo de la ciudad-, para pasearnos por algunos de los lugares más bonitos, con la idea de que escriba sobre ellos promocionando, de ese modo, el turismo en la región.

Desde que me recuperé de mi accidente y comencé a caminar mi mamá había tenido un sueño recurrente: el de ver entrar a la perra de gasolinera atropellada, infestada de parásitos, famélica y muerta del miedo, que responde al nombre de “Linda” como respuesta a la reacción de la gente al verla durante los primeros meses, en un auditorio lleno de público y de cámaras que puedan mostrar a muchas personas aquello de lo que un ser vivo desahuciado es capaz de conseguir, si se le da la oportunidad.

Y entonces fue cuando me hospitalizaron por un repunte de babesia.