¿Ficción o no ficción?

El editor jefe de Planeta podría hacerme la competencia como trotamundos. Todas las semanas que mi mamá intentaba contactarlo para contarle mi increíble historia se encontraba de viaje en algún rincón del globo terráqueo. O eso decía, al menos, su secretaria. Mi tesis es que también fue víctima de la epidemia de infartos de miocardio y que no quisieron decirnos para que no trascendiera al mundo, a partir de mi blog, que el barco de Planeta iba a la deriva sin su editor.

Entonces un buen día su secretaria, la misma secretaria que se había muerto de la risa cuando escuchó mi nombre al teléfono y había vaticinado «¡Linda Guacharaca! ¡Ese libro será un éxito!», se apiadó de nosotras y contactó a mi mamá con la amable editora de la sección de ficción, quien acababa de entrar a trabajar con ellos y quien, por no tener, no tenía aún ni dirección de correo institucional.

-El libro está escrito por mi perra- relataba, con los ojos encendidos, mi mamá -en él cuenta su vida durante nuestro primer año juntas desde que nos conocimos en una bomba de los Llanos orientales. Aborda la realidad social de los perros de la calle y es, ante todo, muy divertido. El plus respecto de otros libros de este estilo es que, por muy increíble que parezcan algunas de ellas, todas y cada una de las historias que aparecen en él son reales. De hecho tenemos un amplio material fotográfico de apoyo-.

-Mmmmmm suena muy interesante… pero, por lo que me cuentas, al ser un relato autobiográfico, no se trata de ficción. Déjame hablar con los compañeros a ver quién podría evaluarlo-.

Tras unas cuentas semanas sin noticias, mi mamá llamó de nuevo a la secretaria.

-Y ¿usted cuándo ha visto que un perro escriba un libro?- le espetó.

-Efectivamente, la narradora no es humana, pero el caso es que la historia que cuenta es real y, por ese motivo, no la aceptan en ficción, entonces ¿dónde más podría encuadrar?-.

-Si escribe un perro es ficción-.

-Yo entiendo, pero es una historia real-.

-¡Si escribe un perro es ficción!- insistía nuestra interlocutora en la casa editorial más grande del mundo.

Y justo cuando parecía que nuestro sueño iba a quedar preso en un debate sobre el número de patas de la autora, se abrió una puertecita inesperada: la editora de ficción había cumplido su palabra y, tras preguntar a los compañeros, la editora de la sección infantil y juvenil quería leer mi manuscrito.

En realidad yo ya te había hablado antes de este momento: ¿recuerdas nuestra noche en la laguna de Tota?

Mostrando modales caninos a Nena, que nunca antes había pisado un local de internet en su pueblo, Santa Rosa de Viterbo

Mostrando modales caninos a Nena, que nunca antes había pisado un local de internet en su pueblo, Santa Rosa de Viterbo. Ella estuvo tranquila a mi lado mientras mi mamá actualizaba el documento y lo mandaba a Bogotá durante nuestro paseo por Boyacá en mayo de este año.

 

Triunfantes tras lograr enviar el documento con una velocidad de internet equivalente a la de la amiga tortuga y después de que se fuera la luz... dos veces. Instantes después cogíamos la buseta que nos llevaría a la laguna de Tota..

Triunfantes tras lograr enviar el documento con una velocidad de internet equivalente a la de mi amiga la tortuga y después de que se fuera la luz… dos veces. Instantes después cogíamos la buseta que nos llevaría a la noche más espeluznante de nuestras vidas.

 

4 Comentarios
  • Mary
    Publicado en 03:35h, 24 septiembre Responder

    Linda , que interesante..por fa cuentanos cuando sale el libro! Lorenza esta aullando por la espera..

    • Linda Guacharaca
      Publicado en 14:52h, 25 septiembre Responder

      Para que Lorenza deje dormir a los vecinos les cuento, en primicia y en exclusiva, que lo tendrán entre tus patas a finales de año… Pero antes de eso les tengo preparada una súpersorpresa que las dejará sin aliento fétido de perro 😉

      No sé si con esto resolví el problema de los vecinos ¡o lo agravé! 😀 😛

  • Lina María Camacho
    Publicado en 02:39h, 26 septiembre Responder

    Ay no, ¿será esto lo que llaman la «dulce espera»? Jejejejejejeje

    • Linda Guacharaca
      Publicado en 17:59h, 27 septiembre Responder

      ¿Dulce? Dulce es el arequipe que se engulle a cucharadas mi mamá, de que sólo me deja oler sin darme ni un triste bocado… 😉

Publicar un comentario