27 Abr Cuadrúpedos intrépidos
"Es un orgullo para todo maestro que su alumno le supere. Si no, no es maestro"
(Kung Fu Panda)
Te presento a mi amigo Jager:
"Es un orgullo para todo maestro que su alumno le supere. Si no, no es maestro"
(Kung Fu Panda)
Te presento a mi amigo Jager:
Lo primero que me enseñó mi inexperta mamá al dejar mi gasolinera fue a levantarme.
-¡Arriba!- decía, poniéndome un plato con carne y arroz ante el hocico, ante lo que el esqueleto incapaz de estirar las patas traseras que era yo entonces, respondía tambaleándose. Y no me daba la comida hasta que no estaba en pie, para que se hagan una idea de lo que me esperaba...
Avanzando en los preparativos de un viaje inolvidable con tu humano, en esta segunda entrega te revelo las claves para desarrollar lo que llamaré el “síndrome de perro de indigente”.
Como saben, en los dos últimos años, y puede decirse que "gracias" a mi atropello, pasé de ser una perra confinada a vivir en tres metros cuadrados de mi gasolinera natal -que recibía, por parte de aquellos que pasaban, un huesito de pollo, una patada, o la más fría indiferencia-; a viajar por medio mundo como embajadora de los perros criollos a este y al otro lado del océano.
Desde que nos conocemos escribí sobre mi recuperación, nuestra vida cotidiana, y sobre mis aventuras. En el día de hoy quiero tratar un tema bien peliagudo y que, estoy segura, hace meses que muchos de ustedes estaban esperando: cómo hacer posible su deseo de viajar con sus humanos.